Punto Pelota y Roncero, un binomio perfecto


Uno de los grandes fenómenos televisivos es, sin duda alguna, Punto Pelota. El programa deportivo que gira en torno al fútbol, de Intereconomía, está cosechando grandes éxitos (quizás, más de lo que se esperaba en un principio). Dirigido por Josep Pedrerol, ha logrado encontrar la fórmula mágica para que, semana tras semana, haya conseguido hacerse un hueco en el complicado mundo de los programas de debate futbolístico.

Y es que, han sabido muy bien elegir los puntos a tocar. Analizando el programa detenidamente, la jornada deportiva se reduce a lo que hacen FC Barcelona y Real Madrid. Sí que es cierto que hablan que lo que hacen otros equipos del panorama nacional, pero como en los buenos libros, estos pasan a ser personajes secundarios que giran alrededor de los principales. De este modo, se consigue que todo el mundo esté, en cierto modo, contento, y más cuando llega al esperado derbi.

Seamos realistas. A los españoles nos gusta el morbo, nos pese a quien nos pese (hasta en los Documentales de la 2 esperamos impacientes a que la gacela caiga bajo las fauces del lobo depredador). Y por ello, ver como los periodistas de dos bandos preparan el derbi las semanas previas y como unos se tienen que arrodillar o, si más no, reconocer ciertos errores del equipo contrario ante los vencedores llega a producir tal excitación tan sólo vista en algunas películas porno.

Además, es cierto que hay que equipos de radiante actualidad, como por ejemplo el Atlético de Madrid. Pero quién se acuerda de ellos cuando Cristiano Ronaldo, Mourinho o Pep Guardiola hace alguna declaración con cierta repercusión mediática.

Pero vaya, que esto se quedaría cojo, como las tres patas de un banco, si sus actores principales no estuvieran a la altura de las circunstancias. Sí, lo habéis leído bien, he dicho actores, porque los periodistas que debaten han llegado a un punto que han dejado de lado lo que en la facultad de periodismo se enseña para alcanzan el extremo de la interpretación más aférrimas hacia unos colores.

Hermel, Siro López, 'Lobo' Carrasco o Cristina Cubero, jornada tras jornada, podrían intercambiar los papeles con los tertulianos de Sálvame. Gritos, discusiones y, porqué no decirlo, conversiones de besugo, son la tónica diaria. Y todo por defender a los equipos de sus amores y hacer pronósticos -mejores incluso que los de la bruja Lola-, de lo que sucederá en el futuro más inmediato. Y si su equipo pierde o empata, por lo cual se han equivocado a la hora de hacer cábalas, no pasa nada, ya que su entusiasmo es capaz de eclipsar al espectador.

Pero como me podría olvidar del gran Tomás Roncero. El redactor jefe del diario As logra lo que muchos no consiguen en toda una carrera profesional: enamorar a la cámara. Dramatismo hasta soltar alguna lágrima, alegría desmedida, frases célebres que pasarán a la posteridad o interpretaciones cuanto menos curiosas son algunas de las cosas que se pueden presenciar en tan sólo un programa.

El binomio Punto Pelota y Roncero es perfecto, mejor que muchos matrimonios que llevan casados 50 años y que no se separan por el qué dirán.

Por ello, si no tenéis nada mejor que hacer o recomiendo que veáis este programa. Seguramente no os aporte nada interesante en vuestras vidas -más, teniendo en cuenta que gritan, se pisan entre ellos en los discursos y no sacaréis una conclusión clara. Es más, la calidad profesionalidad periodística suele brillas por su ausencia, se venden noticias normales como grandes exclusivas, fomentan el bipartidismo y la crispación, y se busca el comentario morboso aposta-, pero por lo menos pasaréis un momento entretenido y os entrarán ganas de hacer palomitas, como si estuvierais viendo una gran película. Y es que los grandes artistas enamoran a la pantalla.

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