Polseres Vermelles. Fuente: TomaCine.com |
En esta ocasión le cedo la palabra a un buen conocedor del mundo televisión, sobre todo catalana, y todavía mejor amigo, para que hable sobre la versión castella de "Polseres vermelles", serie que se estrenó el lunes en Antena 3.
Autor: Víctor Castañón
- La ficción catalana vuelve a aterrizar en una cadena de ámbito nacional rodeada de dudas en cuanto al éxito.
- Numerosas series habían fracasado con anterioridad.
- El excelente estreno de "Polseres vermelles" sorprende a todos los integrantes de Antena 3
El pasado lunes se estrenó en Antena 3 la serie “Polseres vermelles”
(“Pulseras rojas”, en su versión castellana), escrita por Albert Espinosa y
dirigida por Pau Freixas. La serie, de 13 episodios, producida por TV3 y
emitida por primera vez en enero de 2011, y que cosechó importantes audiencias
cuando fue emitida en la televisión catalana, además de crear un cierto fenómeno
social, sobretodo entre adolescentes, presentaba algunas dudas a la hora de
desembarcar en una tele de ámbito nacional, más cuando no se hacía una
adaptación sino que simplemente se había doblado al castellano.
Estas dudas estaban más que fundamentadas, ya que no es el primer intento
que dan las series de ficción catalanas de llevarlas más allá del Ebro y todos
han fracasado. La primera telenovela hecha en catalán, “Poble Nou”, fue
comprada por Antena 3 y estrenada con el título “Los mejores años”, que pasó
por la pantalla sin pena ni gloria. El segundo intento, vino de la mano de la
productora de Andreu Buenafuente, El Terrat, y la sitcom protagonizada por Joel
Joan y Jordi Sánchez, “Plats bruts”, cuya primera temporada fue emitida por Vía
Digital y la ETB con el nombre de “Platos sucios” y por TVG como “Trapos
sucios”. No se llegaron a exportar el resto de temporadas, a pesar de que el
éxito de la serie fue in-crescendo a lo largo de las seis temporadas que tuvo.
Eso sí, hay que hacer mención al gran éxito mundial que ha tenido la animación
hecha en Catalunya y producida por TV3, cuyo máximo exponente es “Les tres
bessones”, la cual ha sido vista en 158 países y traducida a 35 idiomas.
Después de este historial de intentos, era normal cierta prudencia a la
hora de proyectar “Polseres vermelles” en una cadena nacional, más cuando la
serie está plagada de canciones todas ellas interpretadas en lengua catalana y
significativas de panorama musical catalán y que complicaban la total
traducción y doblaje al castellano. La serie explica la historia de seis
chavales que están ingresados en un hospital de Barcelona por motivos varios:
dos chicos con cáncer, una chica con anorexia, otro niño con síndrome de
Asperger, uno con una enfermedad del corazón y el más pequeño, que lleva dos
años en coma. La historia, pese a estar localizada en un hospital –como muchos
otros seriales hechos-, no se centra en las historias que tienen los médicos y
enfermeras, sino que se centra en contar la historia de los pacientes en primera
persona, lo cual prima los sentimientos y pensamientos por encima de primeros
planos desalmados de operaciones a corazón abierto. La historia cobra aún más
fuerza cuando está contada por niños, que, con su inocencia, quitan hierro a la
crudeza de las enfermedades. Poco después de su estreno en Catalunya, hubo
voces de queja sobre la frialdad con que la serie trataba graves enfermedades
como el cáncer, pero a veces se obvía que los niños ingresados también tienen
un punto de vista, más inocente, sí, pero con mucha más vitalidad que el de un
adulto.
La historia está basada en las vivencias propias del guionista de la serie,
Albert Espinosa, el cual también escribió el guión de la película de Antonio
Mercero, “Planta Cuarta”, que puede tener ciertos parecidos con “Polseres
vermelles”, pero que, según el mismo Espinosa, ambas están situadas en épocas
diferentes, ya que estuvo ingresado en hospitales durante diez años.
La historia está basada en las vivencias propias del guionista de la serie, Albert Espinosa, y huye de los típicas series centradas en las relaciones entre médicos y enfermeras
Pero aún así, el estreno de la serie en Antena 3 fue un éxito. El primer
capítulo obtuvo un 17,8% y el segundo (emitido a continuación), un 20,7% de
share, provocando la que era más que probable desaparición del concurso de
Telecinco “Todo el mundo es bueno”, que no llegó al 8%. Este éxito tan
apabullante sorprendió a la propia cadena, cuyos planes para la serie eran de
estrenar los dos primeros episodios por el primer canal, y el resto, por Nova,
y que los programadores han aceptado a mantener la serie en el prime time de
los lunes de Antena 3.
El secreto del éxito
¿El secreto del éxito? Pueden ser varios, pero me inclino por algunos. Para
empezar, las historias que se cuentan son universales y cercanas: cualquiera
puede haber tenido un familiar o conoce de algún menor ingresado en un
hospital, además de llegar más fácilmente a los sentimientos del público.
Luego, al no ser una serie médica sino una serie que tiene lugar en un hospital
pero que explica historias y juegos de niños, la cual cosa quita hierro al asunto
y da una visión distinta de lo que pasa en los centros hospitalarios. Finalmente,
el lenguaje directo de los niños o el uso de una banda sonora cuyas letras (que
fueron subtituladas al castellano) guardan relación con lo que les pasa a los
protagonistas.
Pero no todo podía ser perfecto, y es que en la emisión de Antena 3 falla
algo tan importante como es el doblaje. No es que el doblaje sea técnicamente
malo, que no lo es, pero, a parte de que con el doblaje desaparece el sonido
ambiente, también desaparece la inhóspita naturalidad de los niños que, a pesar
de ser actores, son niños y su inocencia a la hora de hablar se pierde al ser
doblada por actores profesionales.
Para acabar, celebramos que, al fin, la ficción catalana pueda tener mayor
visibilidad fuera de su territorio y pueda ser exportada sin mayor tipo de
problema al resto del estado, salvando así, todo tipo de prejuicios regionales,
y es que la calidad de la industria audiovisual catalana es muy alta en todos
los niveles: cine, televisión, animación y documental, y que merece tener más
oportunidades para un público más mayoritario. Y antes de acabar, valorar muy
positivamente, que tras esta industria audiovisual y de éxitos como el de
“Pulseras rojas” esté la televisión pública catalana, que gracias a la
importante incidencia que tiene en la sociedad catalana, hace de gran catapulta
para todo el sector.
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